Mantener el equilibrio del ecosistema es la clave para disminuir la dependencia a los agroquímicos, aquí te explicamos cómo lograrlo.
El ecosistema es un conjunto de organismos vivos que comparten un mismo hábitat. Así, organismos y hábitat interactúan para mantener el flujo de energía y nutrientes en equilibrio, lo que asegura la subsistencia del ecosistema.
Cuando este proceso es intervenido, aparecen plagas y enfermedades, situación que perjudica el rendimiento de la producción y para combatirlas se utilizan químicos, que afectan las defensas naturales y la vida del suelo entrando en un circulo nocivo, caro y difícil de salir.
Por tanto, el esfuerzo se debe concentrar en recuperar biológicamente estos ecosistemas. Los organismos que lo componen se clasifican en productores, consumidores y descomponedores, estos últimos son microorganismos como bacterias y hongos que cierran el ciclo de la materia orgánica, reciclando todos los residuos producidos en el ecosistema y convirtiéndolos en alimento para que los productores elaboren materia orgánica que alimentará a los consumidores y así sucesivamente.