Viveros de Chile y FIA desarrollan estándares medibles para determinar calidad en plantas frutales. Se trata del “Sello de Calidad y Sustentabilidad de Plantas”, proyecto que ya cuenta con sus primeros resultados y que busca generar un valor diferenciador reconocible para la fruticultura.
Viveros de Chile y FIA desarrollan estándares medibles para determinar calidad en plantas frutales. Se trata del “Sello de Calidad y Sustentabilidad de Plantas”, proyecto que ya cuenta con sus primeros resultados y que busca generar un valor diferenciador reconocible para la fruticultura.
El proyecto, que partió ya hace algunos años, se centra en el desarrollo de protocolos para estandarización de procesos y productos, mediante el establecimiento de criterios de clasificación de calidades de plantas, a través de aspectos fitosanitarios, morfológicos y de genuinidad varietal, considerando, además, el fomento de prácticas que crean valor ambiental y social, generando así impacto en las empresas, las personas y el medio ambiente.
Hoy gracias a este proyecto ha sido posible definir estándares morfológicos medibles para plantas de arándano, avellano europeo, cerezos, cítricos, nectarinos, nogales y vides de mesa. Con ello se definieron además los tipos de plantas comercializadas por especies que serán categorizadas bajo este protocolo.
“Llegar a un consenso entre los distintos actores de la industria y las mediciones realizadas en terreno fue un trabajo extenso, sin embargo, se logró definir tablas con parámetros morfológicos para cada una de las especies con las que se trabajó en este proyecto. En promedio se establecieron cerca de cuatro estándares morfológicos medibles por especie, los que si bien existían, difieren tanto en la forma de medición como en los valores del estándar en sí. Hoy con el sello de calidad y sustentabilidad es posible contar con parámetros ‘universales’ para cada tipo de planta, lo que permitirá al consumidor comparar calidades desde el punto de vista morfológico, además de saber cuál es el estándar mínimo que debe cumplir una planta antes del establecimiento”, comenta Daniela Saavedra, Encargada de Proyectos de AGV y Coordinadora del Sello de Calidad.
Impacto del sello
A través de este sello será posible categorizar el gran universo de plantas que se comercializan en Chile, que va desde las plantas corrientes (que cumplen con la normativa vigente obligatoria), hasta las que se propagan bajo el programa oficial de certificación de plantas frutales del SAG (sistema voluntario), ya que entre estos dos sistemas hay una gran brecha que genera la oportunidad de mejora que aborda el sello. Entre estas oportunidades, está la de considerar la clasificación de las plantas desde el punto de vista morfológico, aspecto que por primera vez ha sido abordado a través de este protocolo.
Además, contar con este sello, permitirá obtener un producto diferenciado, de calidad homogénea y controlada, que alcanzará una mayor valoración, tanto en el mercado nacional, como internacional, contando con un protocolo que respalda la calidad de las plantas y la sustentabilidad de sus procesos, pudiendo certificar tanto las instalaciones, como sus productos. En este sentido, y a través de este proyecto, se desarrollaron protocolos para siete especies frutales y se espera en el mediano plazo conseguir financiamiento para incorporar once nuevas especies.
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